El mantenimiento de un coche es vital para asegurar nuestra seguridad vial en la carretera, mantener el vehículo en óptimas condiciones y evitar posibles averías.
En las clases teóricas de la autoescuela nos enseñan conocimientos básicos sobre los elementos clave en el mantenimiento del coche. Desde autoescuela Pit Lane en El Boalo, queremos recordarte cuáles son los componentes que debes revisar con frecuencia, independientemente de las revisiones periódicas que indique el fabricante de tu vehículo.
Cambio de aceite y filtros.
El aceite de tu coche es una sustancia grasa que lubrica el motor para protegerlo del desgaste, la fricción y la corrosión. En caso de sobrecalentamiento sirve para refrigerar el motor y favorece la limpieza del motor.
Según el modelo y los años del coche se recomienda cambiarlo cada año o cada 15.000 o 20.000 kilómetros; pero si el coche tiene más de diez años, hay que cambiarlo cada 7.500 o 10.000 kilómetros.
Algunos coches de alta gama, se sustituye cada 50.000 kilómetros.
Si el aceite está en mal estado el motor puede gripar y si está por debajo del mínimo el motor puede averiarse.
Al cambiar el aceite hay que cambiar siempre el filtro del aceite ya que acumula suciedad y ensuciaría el aceite limpio.
Filtro de combustible.
El filtro de combustible es un filtro que elimina las partículas de suciedad y óxido del combustible.
Un filtro sucio afectará el caudal de combustible suministrado al motor, disminuyendo su potencia y generando más humos de combustión.
Lo normal es que se sustituya cada 4 años o cada 60.000 km.
En los motores modernos de inyección directa de gasolina si el filtro de combustible está en mal estado provocaría daños en la bomba de alta presión y en los inyectores.
Filtro de aire.
Es el filtro situado en el paso de aire al motor para retener las pequeñas partículas sólidas que pueda contener el aire que succiona el motor.
Si notamos que consumimos más combustible o que disminuyen las prestaciones de nuestro coche, puede ser que esté sucio.
Se debe revisar al menos una vez al año, teniendo en cuenta que si nos movemos de forma habitual por zonas polvorientas se ensuciará antes.
Filtro del habitáculo.
Su función es evitar que partículas de polen. polvo y hollín de los gases de combustión de los vehículos que circulan delante nuestra pasen por el sistema de climatización hasta el interior del habitáculo del vehículo.
Si notamos que el caudal que pasa a través de las rejillas de aireación es menor o viene mal olor seguramente es que el filtro esté sucio.
Cambio del líquido de frenos.
El líquido de frenos es un líquido hidráulico, con alcohol hidrófilo, que hace posible la transmisión de la fuerza ejercida sobre el pedal de freno a los cilindros de freno en las ruedas. Si está en mal estado puede absorber humedad y reducir su efectividad, deteriorando los frenos.
El líquido de frenos debe tener un punto de ebullición muy alto, estando siempre en funcionamiento a altas temperaturas (+250ºC), especialmente en frenadas de emergencia o frenadas continuadas. El color debe ser amarillo transparente y encontrarse entre las dos marcas de máximo y mínimo.
La mayoría de los fabricantes recomiendan cambiarlo cada dos años.
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El líquido refrigerante.
El líquido refrigerante, aunque en la actualidad se utilizan refrigerantes orgánicos que duran toda la vida, si nuestro coche es antiguo, seguramente utilice un anticongelante convencional que haya que sustituir cada dos o cuatro años como máximo para que no pierda propiedades.