Ha sido un verano muy seco, pero ayer llovió tanto que en Madrid en treinta minutos que inundó calles, provocando caos en los transportes y un montón de incidencias. Para que esta ‘climatología adversa’ no nos pille desprevenidos este fin de semana, os queremos recordar algunos consejos para conducir con lluvia, esperamos que os sean de utilidad. También tenéis más información en: CONDUCIR BAJO UNA DANA.
Cuando llueve es frecuente que nos encontremos con balsas de agua en la calzada. Con las bajas temperaturas, esa agua puede congelarse y hacerlo aún más peligroso. Si la pisamos a gran velocidad corremos el riesgo de sufrir aquaplaning. Para evitarlo, lo primero que debemos hacer, si llueve, es adaptar nuestra conducción a las condiciones climatológicas de la carretera, para realizar una conducción suave. Una conducción suave es mucho más segura y eficiente. Al mismo tiempo, debemos usar con suavidad todos los mandos de control –dirección, embrague, freno y acelerador.
Si los frenos están húmedos, debemos pisar de manera repetida y suavemente el pedal del freno para secarlos.
Si los limpiaparabrisas no funcionan correctamente, será mejor parar en una zona de seguridad y esperar a que pare de llover. Conducir a ciegas no es una opción.
Levantemos el pie del acelerador y encendamos las luces para mejorar nuestra visibilidad y para que los demás conductores puedan vernos también. Aumentemos la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede para que nos dé tiempo a frenar en caso necesario. Si aún con esas precauciones no podemos evitar la balsa de agua en la carretera, hemos de intentar mantener el control del coche sujetando firmemente el volante, sin frenar ni acelerar nuestro vehículo.
Por nuestra seguridad, en carreteras convencionales o en vías de doble sentido, debemos evitar adelantar. Ojo con los peatones, ciclistas o motoristas, ya que la lluvia reduce la visibilidad y es posible que no los advirtamos fácilmente.
No pisemos la pintura blanca que sirve para marcar pasos de cebra o delimita los carriles. Aunque ha mejorado su calidad, el agarre es inferior al del pavimento. Precaución sobre todo a los pasos de peatones, pues tienen gran superficie pintada y su adherencia disminuye de manera significativa.
Nunca debemos arriesgar nuestra seguridad cruzando badenes inundados o zonas anegadas, ya que desconocemos la profundidad o si hay socavones que no vemos por el agua. Es importante recordar que cuando un vehículo se ve inundado, pierde toda la tracción, y puede ser desplazado sin control alguno por parte de los ocupantes.
La lluvia aumenta la distancia de detección, por lo que tenemos que frenar antes para frenar del todo, es decir, nos obliga a ser más previsores y llevar una conducción anticipada, sin perder de vista al resto de los usuarios de la carretera. La lluvia puede provocar reacciones imprevisibles como la pérdida de adherencia e incluso el control del coche. El llevar un nivel mayor de atención, nos provoca mayor fatiga. Una mala ventilación o una temperatura alta en el interior del habitáculo de nuestro coche pueden entorpecer nuestra conducción. Por lo que es necesario que renovemos el aire para disminuir la sequedad y los niveles de monóxido de carbono que pueda entrar con los conductos de ventilación.
Además nos servirá para reducir el vaho interior que se forma con el frío y la humedad. Debemos intentar igualar las temperaturas interior y exterior poniendo la ventilación hacia el parabrisas y conectando los sistemas antivaho o el aire acondicionado en frío o abriendo un poco la ventanilla.
Y por supuesto, super importante, tenemos que mantener un buen estado de nuestro vehículo. Sobre todo ahora que ha arrancado el otoño y empieza a hacer frío: los neumáticos, los frenos, los amortiguadores y la iluminación son vitales para nuestra seguridad. Recuerda revisar la presión de los neumáticos. Una presión demasiado baja cierra los canales de drenaje. Ten presente que unos amortiguadores desgastados afectan negativamente a la estabilidad de nuestro vehículo y nos entorpecen para frenar, aumentando la distancia de frenado, y también para mantener la trayectoria deseada. Si el pavimento está mojado, esto se agrava.
Si conocéis algún otro consejo que queráis compartir con nosotros nos dudéis en dejárnoslo en “Comentarios”.