Ahora que faltan pocos días para el puente de diciembre y que muchos aprovecharéis para venir a la Sierra de Guadarrama a disfrutar de la nieve (que sí, que ya hay nieve en la Sierra madrileña), hoy os damos algunos consejos para los que no están acostumbrados a conducir por las carreteras de la Sierra en invierno.
Los que soléis conducir por núcleos urbanos, como Madrid, al llegar a poblaciones como la de El Boalo, Cerceda o Mataelpino, término municipal de nuestra autoescuela, podéis encontraros con hielo en la calzada, niebla y lluvia, sobre todo este último mes, en el que apenas ha dejado de llover.
Aunque ya lo hemos dicho muchas veces, los fenómenos de climatología adversa limitan la visibilidad y el agarre del coche, (a menor temperatura, menor agarre, y si se pone a llover o comienza a nevar, la distancia de frenado se multiplica) por lo que debemos tener mayor cautela al volante.
En las carreteras de montaña debemos extremar las precauciones, llevando una conducción relajada sin abusar del freno, manteniendo la distancia de seguridad y sin tener que frenar fuerte en cada curva. Si lo haces, gastarás menos combustible e irás más seguro.
No dejes que el motor se ahogue en las subidas. Es mejor dar un poco de alegría al motor, revolucionar un poco las marchas, para que el motor no sufra y dejarle que genere potencia suficiente para realizar adelantamientos con ligereza; porque mientras esté a temperatura de servicio, no dañará sus componentes internos.
Si tu coche es diésel, al subir una pendiente, procura llevarlo por encima de las 2.500 revoluciones por minuto, y si en un gasolina, por encima de las 3.000 o 3.500 revoluciones por minuto.
En las bajadas no abuses del freno, para que no se sobrecaliente y proteger los discos y pastillas.
Lo recomendable es circular con marchas marcha cortas, segunda o tercera, y aprovechar el freno motor. La propia retención del motor impedirá que el coche se acelere en las cuestas inclinadas circulando en bajada. Circular en segunda o tercera suele ser lo más recomendable.
Otra de las particularidades de las carreteras de montaña son las curvas. Frena siempre antes de llegar a la curva y no toques el freno, a no ser que sea necesario, en las curvas cerradas, puedes ser peligroso porque puedes llegar a desestabilizar el coche. Si la curva es amplia, podrás trazarla tocando un poco el freno.
Nunca recortes la curva invadiendo el carril contrario, la normativa lo prohíbe y es un mal hábito que tienen algunos conductores.
Intenta mirar lejos para obtener una buena perspectiva de la vía y así poder reaccionar ante cualquier percance en la carretera.
Respeta a los conductores más lentos. No hay nada que ponga más nervioso que llevar a otro coche “pegado al culo”, además de que es ilegal.
Si te quieren adelantar, facilita el adelantamiento en las rectas.
No adelantes nunca en una curva. La visibilidad es clave para adelantar de forma segura. No adelantes si no estás seguro de que lograrás terminar el adelantamiento a tiempo. Calcula de forma precisa si las prestaciones de tu coche te permitirá adelantar o si tienes que esperar.
Los puertos de montaña suelen ser carreteras de un carril por sentido con poca visibilidad y huida.
Es recomendable intentar memorizar las curvas más complicadas, las de menor visibilidad, sobre todo, si tienes intención de volver a circular por esa vía más veces.
Por lo demás, antes de emprender el viaje, recuerda llevar cadenas o neumáticos de invierno, chaleco reflectante, triángulos de emergencia, luces de repuesto, el móvil cargado y alguna batería externa para poder recargarlo si fuera necesario. Alguna manta, linterna, agua, frutos secos o barritas energéticas, ropa de abrigo, guantes, un silbato y hasta cartones (para poder apoyarnos al poner las cadenas).
Y feliz viaje. En la web de la autoescuela Pit Lane os esperamos la próxima semana.
