Vaya fin de semana hemos pasado: lluvia, granizo, sol y viento. Conducir con lluvia y granizo puede ser peligroso, pero conducir con viento, sobre todo, en nuestra zona, la Sierra madrileña, puede hacernos perder el control de nuestro vehículo en cuestión de segundos. Por eso queremos daros algunos consejos para conducir con seguridad cuando os veáis sorprendidos por viento fuerte en la carretera.
El viento en la ciudad se siente de forma diferente que en carretera abierta. En la ciudad, podemos encontrarnos con objetos en la calzada (bolsas de plástico, ramas e incluso contenedores de basura desplazados de su sitio).
En carretera estamos más expuestos a la fuerza del aire y cuando el viento sopla de frente, podemos apreciar que al coche le cuesta mantener la velocidad, eso es por la resistencia del aire. Para controlar la dirección en la que sopla el viento y su intensidad, es recomendable mirar los árboles y los arbustos situados en los laterales de la vía.
Si el viento es lateral, podemos advertir bandazos a derecha o a izquierda (lo notaremos más en coches más altos, ya que cuanta más superficie de carrocería tiene nuestro vehículo, más notaremos el efecto del viento); y si el viento sopla desde atrás, podemos percibir que nuestro vehículo pesa menos y se acelera más, sobre todo en carreteras con pendientes hacia abajo.
El viento muy fuerte puede meterse incluso debajo del vehículo y podemos sentir como que se eleva y las ruedas se agarran menos al pavimento (esto lo notaremos más en coches pequeños de menor peso. Pero no sólo depende del tamaño de nuestro vehículo, depende también de si llevamos carga y de cómo ésta está colocada en el interior).
Por otro lado, el ruido del habitáculo se acentúa, sobre todo si llevamos portaequipajes o bacas encima. El ruido, puede hacernos perder la concentración.
Así que, desde el primer indicio de viento, lo primero que debemos hacer es extremar la precaución y reducir la velocidad. A continuación sujetar firmemente el volante con ambas manos, intentando ir por mitad del carril realizando movimientos suaves y progresivos. Tenemos que mantener siempre la dirección del coche, para que cualquier racha de viento inesperada no acabe en un susto y nuestro coche en la cuneta.
Es recomendable adecuar la velocidad utilizando marchas cortas, es mejor llevar un régimen alto de revoluciones para poder tener potencia con la que controlar nuestra trayectoria.
Al adelantar a un camión o autobús, el golpe de aire que se produce se acentúa. Si el viento sopla por la izquierda (el lado del conductor), el efecto “vacío” puede desplazar nuestro vehículo y si sopla por la derecha (el lado del acompañante), notaremos al adelantar al vehículo grande como si nuestro coche fuera «succionado» por el camión, pero después de adelantar, el viento nos dificultará el volver a nuestro carril. Así que en el caso que tengamos que adelantar a un vehículo pesado más lento, lo mejor es hacerlo con mucho cuidado con una diferencia de velocidad no muy elevada respecto al vehículo adelantado.
Un efecto parecido podemos notar al salir de un túnel. Así que cuando salgamos de un túnel, sople o no viento, lo mejor es agarrar bien el volante y levantar el pie del acelerador para estar atento a cualquier posible balanceo.
Si llevamos un remolque es mejor, parar en un sitio seguro y esperar a que se calme el viento. Lo primero es tu seguridad y la de los demás.