Una buena parte de los accidentes mortales se producen en vías urbanas y en travesías, que no son ni carreteras ni calles: atropellos, colisiones en cruces, roces al aparcar… están a la orden del día. En el artículo de hoy, os damos algunas recomendaciones para conducir en núcleos urbanos.
Al circular por una travesía o una vía urbana lo primero que debemos hacer es adecuar la velocidad a la permitida y a las condiciones generales y puntuales de la calzada. La velocidad genérica máxima es 50 kilómetros hora, salvo que las señales de tráfico indiquen alguna limitación inferior en una zona próxima a parques, colegios, rotondas…
Aunque a veces nos parezca que es demasiado lenta, debemos ser conscientes de que en el momento más inesperado se nos puede cruzar un peatón.
Debemos evitar distracciones como configurar el GPS en marcha, buscar una emisora de la radio o sacar las gafas del bolso. En tan sólo un segundo, a 50 Kilómetros hora, recorreremos casi 14 metros a ciegas, con el peligro que conlleva hacerlo en una vía urbana.
Con los semáforos en ámbar debemos parar. Gran parte de los golpes en ciudad se presentan cuando un vehículo acelera para pasar antes de que el semáforo se ponga en rojo y otro, en un cruce, emprende la marcha, antes de que se ponga en verde su semáforo.
La colisión entre coches en vías urbanas suelen ser meros arreglos de chapa. Peores son las consecuencias en golpes contra motocicletas o bicicletas.
Por mucha prisa que tengamos, si sólo hay un carril para circular y hay atasco, obras o algún otro impedimento en la vía, debemos tener paciencia y aguardar hasta que podamos reanudar la marcha. Nada de subirse a la acera o de circular por el carril contrario si la línea es continua y circulan coches de frente,
En un cruce sin semáforo, debemos prestar atención a las señales de ceda el paso o stop situadas en la vía. Si no hay ninguna, el conductor que tiene la derecha libre es el que puede pasar primero, adecuando la velocidad a las condiciones de visualización que se tenga.
En vías con dos carriles podemos utilizar indistintamente un carril u otro; si bien, si tenemos que girar a la derecha, nos colocaremos en el carril de la derecha, y si debemos de girar a la izquierda, y no está prohibido hacerlo, debemos colocarnos en la izquierda. De igual modo, podemos prever las intenciones de giro del resto de conductores.
En las rotondas, no se puede salir directamente desde el carril interior. Son precisamente en ellas donde debemos extremar la precaución con las motos y las bicicletas.
En las zonas residenciales y en el centro de los núcleos urbanos cada vez es más frecuente encontrarnos con elevaciones, algunas homologadas de plástico, que sólo frenan nuestra marcha de forma suave; pero otras con pendientes de escándalo, que obligan a frenar del todo el vehículo y tomarlas en primera para no “volar”. Aun así, pueden estropear el trapecio del sistema de suspensión de nuestro vehículo y el arreglo puede suponer unos 200 euros. Así que mucho cuidado.
Feliz fin de semana.
