Hoy finaliza la Semana Europea de la Movilidad (SEM), en esta ocasión el lema es: “Compartir te lleva más lejos”, y el objetivo: sensibilizar sobre el uso irracional del coche en la ciudad y los beneficios del uso de vehículos de transporte más sostenibles, como los coches eléctricos, que no emiten gases contaminantes, apenas hacen ruido, sus vibraciones casi ni se notan y apenas expulsan calor. Su bajo consumo de carburante no sólo beneficia al medio ambiente, también a nuestro bolsillo y se pueden aparcar en la zona azul de las ciudades sin pagar nada.

Los coches eléctricos normalmente no tienen cambio de marchas, porque no lo necesitan; por lo que se conducen como los coches automáticos. Pero conducir un coche automático no es sólo pisar el acelerador y el freno, y cuando nos sacamos el carné de conducir sólo nos enseñan a conducir coches manuales; por eso en el artículo de esta semana, os damos algunos consejos para conducir coches automáticos.

Conducir por la ciudad sin tener que estar pendiente de cambiar de marcha con el embrague y la palanca de cambios resulta menos estresante que hacerlo con conducción manual. Basta con pisar el acelerador y el freno, pero al principio, puede costarnos no mover el pie izquierdo y no buscar las marchas de la palanca.

La palanca de un coche automático suele tener un botón que la desbloquea y nos permite hacer la selección del modo de marcha.

La caja de cambio de un coche automático suele tener cuatro posiciones: P (parking) que la posición de estacionamiento; R (reverse), la marcha atrás; N (neutral), el punto muerto; D de “drive” (conducir). Algunos modelos tienen también marchas “cortas” o “largas” que nos ayudan a subir o bajar un puerto de montaña, por ejemplo.

Para arrancar un coche automático, partimos del coche detenido y frenado con el freno de mano. Lo primero que tenemos que hacer es quitar el freno de estacionamiento (en P) y pisar el pedal de freno.

A continuación, accionaremos el contacto, seleccionaremos la posición D y quitaremos sin brusquedad el pie del freno. En ese momento, el coche se empezará a mover.

Sólo tendremos que circular con normalidad, prestando atención a no mover el pie izquierdo buscando el embrague. Si lo pisamos instintivamente, apretaremos el pedal de freno y nos llevaremos un susto, porque el frenazo será muy brusco, con el peligro que puede conllevar parar de golpe en una vía en las que hay más coches circulando.

Por eso recomendamos, los primeros días, dejar el pie izquierdo apoyado sin mover y sin estirar y la mano derecha no quitarla del volante, para no buscar la palanca, hasta que nos acostumbremos a la conducción automática.

Los coches eléctricos para la ciudad son geniales, pero para bajar a Madrid desde El Boalo o desde cualquier otro pueblo de la Sierra madrileña del Guadarrama son más recomendables los coches híbridos con motor eléctrico y de gasolina y también automáticos.

#MuéveteConConciencia 

Feliz fin de semana.