Saber cómo actuar en un accidente de tráfico para auxiliar a un herido no sólo puede evitar que se agraven sus heridas, sino también, salvarlo la vida. Pero ¿sabéis qué hacer ante un accidente?… A continuación os lo explicamos.
En un accidente de tráfico, podemos ser los “protagonistas” o los testigos. Si somos los primeros, es mejor no movernos, llamar si podemos al teléfono 112 de emergencias, y esperar a que llegue el auxilio, pues podríamos tener lesiones internas que agravaríamos al movernos.
Si vemos un accidente tenemos que parar. Es una obligación, salvo en los casos que no sea necesaria nuestra colaboración, ya que haya más “auxiliadores” atendiendo a las víctimas. El Código Penal establece que cualquier ciudadano que se vea involucrado o tenga conocimiento de un accidente, está obligado a socorrer. Es más, la Ley de Tráfico estipula como muy grave la “omisión de socorro en caso de urgente necesidad o accidente grave”.
Así que, si somos testigos, lo primero es no perder los nervios, ni salir corriendo, ni quedarse paralizado sin saber qué hacer; tampoco tenemos que lanzarnos a socorrer a las víctimas sin tener ni idea de lo que ha ocurrido, ni sin tomar las medidas necesarias.
Cuando encontremos un accidente en la carretera, a la hora de actuar para garantizar la seguridad de las víctimas, la del resto de usuarios y la de nosotros mismos (muchos “auxiliadores” acaban atropellados), debemos seguir un protocolo de actuación.
La Cruz Roja Española recomienda un esquema flexible que evita olvidar cosas tan importantes como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia: «La conducta PAS»: Proteger, Alertar y Socorrer.
Proteger el lugar y los heridos.
Imaginaros que circuláis con vuestro vehículo y presenciáis un accidente; lo primero, mantener la calma; buscar un lugar donde parar, señalizando la maniobra con las luces de emergencia y con las cortas encendidas, incluso de día.
A ser posible, estacionaremos nuestro vehículo fuera de la calzada, antes del accidente, dejando sitio para los coches de emergencia y asistencias. Antes de bajarnos, pararemos el motor y nos pondremos el chaleco reflectante.
A continuación, señalizaremos el accidente con los triángulos, por delante y por detrás, a una distancia mínima de 50 metros (tienen que ser visibles a 100).
Tenemos que proteger el lugar, evitando modificar el estado de las cosas, sobretodo, si hay alguna víctima mortal o muy grave.
Para proteger a los heridos, debemos aproximarnos a las víctimas para conocer su estado, si están conscientes, la gravedad de sus heridas y permanecer junto a ellas en todo momento.
Sólo, ante riesgo de incendio, debemos sacar a los heridos del vehículo. Para hacerlo, los moveremos como si se tratara de un bloque rígido, manteniendo alineado el eje cabeza-cuello-tronco. Los pondremos en un lugar seguro y esperaremos a los servicios de emergencia, para que se ocupen ellos de prestarles la atención necesaria y su posterior traslado al hospital.
Por muy nerviosos que estemos, jamás fumaremos en el lugar del accidente y debemos evitar que otros fumen.
Alertar y avisar al 112.
La supervivencia de un herido puede depender de la rapidez con la que realicemos la llamada al 112 y de la información que facilitemos a través de ella.
Debemos identificarnos, facilitar nuestro número de contacto, la localización del lugar del accidente, el número de heridos y su estado.
También nos pueden pedir información sobre el número de vehículos implicados y las circunstancias en las que ha ocurrido el accidente, así como otros hechos relevantes para los servicios de emergencia.
Socorrer a las víctimas.
Más de la mitad de las muertes en carretera se producen en los cinco minutos siguientes al accidente. Si conociéramos las normas básicas de primeros auxilios o supiéramos qué hacer, las muertes en carretera se reducirían bastante.
Primero hay que atender a las víctimas inconscientes o con dificultades respiratorias graves o con hemorragias masivas. No atender primero, al que más grita o al que pide más ayuda.
Hacer una valoración rápida de la situación de los heridos, comprobar el estado de conciencia de las víctimas (si escucha y si puede hablar).
Al hacerlo tenemos que evitar movimientos bruscos y proteger el cuello de los lesionados.
Si vemos que no respira, aflojaremos las prendas y ropas que puedan oprimir el cuello y las vías respiratorias.
Si es estrictamente necesario, podemos practicar las maniobras de RCP. Colocaremos a la victima boca arriba y comprobaremos si las vías respiratorias están obstruidas. Inclinaremos la cabeza hacia atrás, elevaremos la mandíbula, y comenzaremos la respiración boca-boca mientras llega el equipo de emergencias, ponemos la palma de la mano sobre el esternón y hacemos compresión a unos 3-5 centímetros a un ritmo de 80-100 por minuto. Se puede repetir la operación y realizar 30 compresiones antes de volver a ventilar dos veces, hasta que venga emergencias.
En caso de hemorragia, debemos tapar la herida con un trozo de tela limpia y presionar sobre la misma.
Es recomendable tapar a los heridos para que no pierdan el calor corporal, incluso en verano.
Si el herido está consciente, es mejor que permanezca en una posición estable, sin moverse, salvo cuando sea necesario. Evitar que pasee y tranquilizarle. Decirle que ya viene la ayuda que necesita y que enseguida se encontrará mejor.
Nunca debemos dar de beber a los heridos, ni siquiera agua. Ni suministrarles ningún medicamento, ni aplicarles pomadas en heridas o quemaduras, para no ensuciarlas.
A un motorista, mejor no quitarle el casco hasta que vengan los servicios de emergencia.
Y hasta aquí el post de esta semana. Esperamos que os sea de utilidad.
Recordad la “Conducta PAS” para tener una correcta actuación en caso de emergencia.