Las distracciones son la primera causa de accidente de tráfico, más incluso que el exceso de velocidad. ¿Pero por qué nos distraemos cuándo conducimos? ¿Cuáles son las conductas más arriesgadas? Y lo más importante: ¿qué podemos hacer para mantener nuestra atención en la conducción?
Conducir es una tarea que requiere mucha atención; sin embargo, es frecuente que nos subamos al coche y nos despistamos hablando por el móvil; leyendo o tecleando un WhatsApp; manipulando el GPS, o simplemente, pensando en nuestras preocupaciones.
La distracción provoca que dejemos de atender a las señales de tráfico y al resto de usuarios de la carretera, con el peligro que eso conlleva. Cualquier tarea realizada durante la conducción que no se centre en ésta, es potencialmente perjudicial y puede provocar un accidente.
Si estamos distraídos, aunque sea durante un período breve de tiempo, si nos encontramos con un imprevisto, como una retención inesperada o que un peatón que cruce repentinamente la calzada, puede que tengamos un percance, o lo que es aún peor, un siniestro.
El tipo de accidente más relacionado con las distracciones son las salidas de vía, seguido del choque por alcance y el atropello.
¿Quién no tiene niños y alguna vez se ha despistado porque se ha puesto a llorar o quería algo?… Girar la cabeza y quitar nuestra atención de la carretera, en tan sólo unos segundos, puede hacer que colisionemos con otro vehículo u obstáculo, por eso es conveniente planificar y preparar todo lo que necesiten durante el viaje, por corto que éste vaya a ser. También hay que advertirles que a mamá y a papá no se les puede distraer mientras conducen.
La distracción puede ser visual, auditiva, biomecánica y cognitiva. Aunque muchas acciones que nos distraen son la suma de más de una.
Un conductor atento puede mantener la atención durante un largo periodo de tiempo, en estado de vigilancia con una atención sostenida. Ésta depende también de nuestra motivación, la fatiga que tengamos, la familiaridad que tengamos con la vía, si la conducción es monótona… Al conducir por una carretera que conocemos muy bien porque pasamos a diario (por ejemplo, el camino al trabajo), solemos ignorar estímulos poco relevantes y conducir con una atención selectiva, cuidado con eso.
Abstraernos en nuestros pensamientos o en las preocupaciones cotidianas, hace que desviemos la atención y “miremos sin ver”. Estímulos visibles pueden volverse invisibles para nosotros, más aún cuando la monotonía en la conducción nos provoca un estado de somnolencia, que disminuye nuestra agilidad mental y nuestra posibilidad de reacción.
Al volante olvida el móvil, manipular el navegador, buscar algo en la guantera, mirar un accidente o los carteles publicitarios y céntrate en conducir. Es el consejo de tu autoescuela, Autoescuela PitLane, en El Boalo.
Feliz fin de semana.