Ya están en fase de prueba los nuevos radares Medusa de la DGT que incorporan cinco micrófonos y una cámara de 360 grados para la identificación del vehículo infractor. Y seguro que estaréis preguntándoos: ¿Para qué tiene micros?
La respuesta es muy sencilla, porque aunque se conoce como «radar», en realidad no lo son y no sancionan el exceso de velocidad, sino el exceso de ruido de los vehículos que superen los 90 decibelios, dB (por ejemplo, el claxon de un coche o el acelerón del motor en una moto de gran cilindrada).
Los radares Medusa son sonómetros colocados a 4 metros sobre el suelo y que registran el sonido en círculo (la dirección que ha emprendido la fuente de ruido) y verifican con sus cámaras al infractor.
La contaminación acústica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud. Según la OMS, un ruido se vuelve dañino si supera los 75 dB y doloroso a partir de los 120 dB; por lo que recomienda no superar los 65 dB durante el día e indica que para que el sueño sea reparador el ruido ambiente nocturno no debe exceder los 30 dB.
Para hacernos una idea, un coche nuevo tiene que emitir un mínimo de 56 dB y un máximo de 75 dB.
Según la Agencia Europa del Medio Ambiente (AEMA), la contaminación acústica en Europa, causa al año 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones.
Por eso, en Suiza y en Francia, ya están empleando estos nuevos radares que identifican y escanean todo tipo de sonidos hasta diez veces por segundo.
Las sanciones que impondrán los radares Medusas irán de entre 135 y 600 euros, según el municipio y en función del ruido y los dB registrados.
De momento se están probando en Barcelona y no multarán.